Tonantzintla, México
Llegamos a Tonanzintla cuando ya el sol estaba cayendo y las calles desiertas aún olían a tierra mojada luego de la tormenta de otoño que había apenas caído, serían algo así como las 6 de la tarde y nos encontrábamos ahí por sugerencia de Roxana que había ya visitado el pueblito y su iglesia anteriormente. Siendo la hora que era, la iglesia estaba ya cerrando sus puertas. A pesar de ello Rox y Agus se las arreglaron para convencer al sacristán para que nos dejara entrar al menos para darle una rápida ojeada y ver lo particular de esta iglesia, este no solo nos dejó entrar sino que su hija nos hizo una mini-guía que nos permitió apreciar mejor la iglesia y su historia.
Como pueden ver en las fotos, entrando en la iglesia se percibe una sensación de horror vacui (miedo al vacío). No hay un solo espacio libre donde descansar la vista, mareando un poco hasta que uno se acostumbra a la decoración.
Toda la iglesia tiene un decorado barroco mezclado con índigena, el llamado barroco novohispano, este decorado exuberante es una mezcla de ángeles, querubines, guirnaldas de flores, plantas, etc. que se entrelaza con estatuas de rasgos índigenas y piel oscura que a su vez están adornados con penachos de plumas y atuendos de caballero águila. Una mescolanza de verdad particular que une el mundo prehispánico con el mundo cristiano.
La iglesia de Santa María Tonanzintla fue edificada durante varios siglos, para ser exactos, entre el siglo XVI hasta el siglo XIX. Comienza por ser un pequeño santuario con una sola nave y de fachada sencilla. La cúpula, la torre y la sacristía se agregan con el pasar de los siglos, terminando en fechas más recientes cuando se construye en su totalidad como la vemos ahora y como apreciamos su nueva fachada. En todo caso no fué sino hasta el siglo XIX cuando se agregaron los detalles finales.
El decorado del interior de la iglesia en sí va más allá de cualquier regla de estética, el mismo nombre como podemos ver, es una mezcla de las dos culturas: La cristiana y la índigena, donde María viene tomado del cristianismo y Tonanzintla de la diosa mexica Tonantzin (nuestra señora).
Salimos de la iglesia luego de haberle dado una generosa propina a la hija del sacristán por su invaluable guía y nos quedamos un rato en el atrio apreciando la noche que nos caía encima. La atmósfera y los colores otoñales, las flores de Cempazúchitl que adornaban el rejado y nosotros que una vez más hemos aprendido algo en este viaje.
Visitar Tonanzintla es un imperdible si van a Puebla ya que está solamente a 10km de ahí. La localidad en sí es muy pequeña y se conforma de solo tres barrios con sus respectivas capillas. En realidad casi todos los turistas van solamente a visitar la iglesia, pero si tienen un par de horas (¡O incluso menos!) podrían darse una vuelta por el pueblo.