Tokyo, Japón
Visitar Japón había sido hasta ahora mi sueño guardado en un cajón, desde hace más de cuarenta años cuando empecé a hacer Judo; Maricruz también se sentía atraída por la Tierra del Sol Naciente así que no fue difícil decidirse por realizar este viaje. La organización fue un poco larga y laboriosa pero al final de cuentas hicimos todo bien y pudimos hacer de este viaje una experiencia fabulosa.
Japón tiene muchísimos lugares para visitar pero siendo nuestra primera visita al país decidimos de hacer el circuito básico que sin duda nos hicieron enamorar de esta nación. Aterrizamos en Tokyo, la ciudad más grande y poblada del país, así que empiezo a contarles lo que vimos y las impresiones que nos dejaron.
AKIHABARA
Comencemos por Akihabara , conocido también como Electric Town. Para llegar tomamos el metro por primera vez en la ciudad y nos damos cuenta que ver todas esas líneas en el mapa podrían asustar a más de uno, pero al final de cuentas es muy simple ya que todas las señales están también escritas en inglés. Además, es aquí precisamente en el metro donde se tiene casi siempre la primera impresión de la cultura japonesa y no hablo solo sobre la puntualidad de sus trenes sino del comportamiento de la gente. En los vagones a reventar de gente reina el silencio, nadie habla a voz alta y nadie disturba la quietud.
Apenas salimos de la estación del metro nos encontramos delante a nosotros los edificios con sus luces neón y pantallas gigantes. El impacto es fuerte, más aún porque a pesar del número elevado de personas y carros el ruido es aceptable, nada de sirenas, ambulancias, claxons y demás que contaminan por ejemplo las ciudades europeas; lo único que se escucha sobre todo es la música que sale de los negocios pero con todo y ello, se puede pasear sin sentirse abrumado.
Nos adentramos en el barrio y nos detenemos aquí y allá a curiosear los precios de los artículos electrónicos pero me doy cuenta que es tal y como me habían dicho: Los precios son más o menos iguales que en Italia. Aunque debo admitir que en los artículos de segunda mano vemos alguna que otra oferta interesante. Yo les recomiendo que si se deciden por estos últimos de poner mucha atención a que el software sea en inglés, a menos que no entiendan bien el japonés. Sin duda las memory card son una buena idea de comprar ya que fueron de las pocas cosas que vimos a precios más económicos que en nuestro país.
Compramos un par de Sim Cards para poder tener datos en nuestro viaje y continuamos con nuestro paseo por la zona. Akihabara es un mundo aparte, una explosión de luces y sonido que te golpea y fascina, muy diferente a los otros barrios de la ciudad y creo ahí reside su belleza.
SHINJUKU
Shinjuku es un barrio de tendencia y en mi opinión un poco contradictorio. Es un barrio moderno con gratacielos altísimos que sobresalen enmedio de los parques alternándose con jardines bien cuidados y bloques de cemento. Es verdad, si bien Tokyo tiene una historia larga y antigua a sus espaldas la cuestión es que entre los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y los terremotos la han tenido que levantar de los escombros en más de una ocasión. Todo esto ha hecho de Tokyo una ciudad de arquitectura prevalentemente moderna.
Comenzamos nuestra visita a Shinjuku en la TMG Building (Tokyo Metropolitan Government, es decir, en el Edificio de Gobierno Metropolitano. Este edificio tiene dos puntos desde donde se puede observar la ciudad desde lo alto, uno al norte y otro en el lado sur. Subir hasta ellos es gratuitos y si bien se dice que las filas son enormes la verdad es que cuando fuimos nosotros no nos tocó esperar más de un minuto para subir con el ascensor.
El panorama es muy bello y si toca un día limpio y despejado se logra ver a lo lejos el Monte Fuji. Desde arriba se puede ver el desarrollo de esta metropolis, se tiene la sensación que se pueden tocar los edificios cercanos con la mano. Una visita que seguramente no se olvida facilmente.
Bajamos luego de ponernos ordenadamente en fila (como pasa solo en Japón) para tomar el ascensor y de ahí nos ponemos a vagar sin meta por los alrededores como nos gusta hacer a nosotros. Ahí mismo rodeando la zona se encuentra un bonito parque llamado Shinjuku Chuo Park. Un lugar tranquilo enmedio al caos de la ciudad donde vemos como los japoneses comen su almuerzo sentados en una banca con el trinar de los pájaros y la tranquilidad del lugar que les acompaña. De Tokyo es precisamente este silencio que aún me deja gratamente sorprendido, es increíble como el ruido en esta ciudad sea tan poco.
Desde el parque nos dirigimos hacia la Shinjuku station, en unos días nos iremos de Tokyo y Maricruz se ha metido entre ceja y ceja que quiere saber exactamente desde donde sale el autobus porque tiene miedo que el día señalado nos perdamos en la terminal. Apenas llegamos a dicha estación me doy cuenta que tenía razón, el lugar es ENORME y para lo despistados que somos, seguramente nos habríamos perdido.
Luego de ver donde tomaríamos el transporte compramos el almuerzo y nos vamos a disfrutarlo en un picnic al parque Shinjuku Gyoen National Garden (más abajo les cuento sobre este lugar). Por el camino nos detuvimos a admirar los alrededores de la estación y a tomar un par de fotos.
Después del almuerzo y de la visita al parque continuamos nuestra visita por Shinjuku, hay infinidad de bares y restaurantes, tiendas y lugares donde pasar el día pero nosotros tenemos en mente de visitar el Golden Gai, un lugar particular que nos llamaba mucho la atención gracias a una serie de televisión llamada Midnight Diner.
El Golden Gai es una zona con una serie de callejuelas llenas de localitos donde comer y beber, amados particularmente de los japoneses. Unos amigos japoneses que nos habían visitado en Roma un par de semanas antes de venir a Japón nos había recomendado particularmente los Izakaya (locales tipo fonditas), lo que no nos dijeron es que esta zona del Golden Gai es apreciada en su totalidad después de las 10pm cuando la gente del lugar se relaja luego de una larga jornada de trabajo, así que cuando estuvimos ahí nos dimos cuenta que la mayor parte de los locales estaban cerrados.
SHIBUYA
Desilusionados por no haber vivido la experiencia de sentarnos en uno de esos locales del Golden Gai como en la serie Midnight Diner nos encaminamos hacia Shibuya para ver el cruce más traficado de personas en el mundo.
El cruce se encuentra apenas fuera de la estación de metro de Shibuya y es ¡verdadera, increíble y locamente lleno de gente! Atraversarlo en uno de sus semáforos es una experiencia mística. Se enciende el verde y tu te encaminas para ir hacia el otro lado de la calle junto con cientos de personas de tu mismo lado, pero entonces te das cuenta que del lado contrario otra cantidad de gente igual viene hacia ti y entonces te agarra el pánico y te preguntas ¿Y ahora por donde me muevo?! pero tranquilo, que estás en Japón y te das cuenta que nadie te empuja o se te viene encima. Una prueba más de la civilidad de estas personas.
En dicha zona se encuentra además la estatua de Haichiko, donde si no les gana la tristeza (como le pasó a Maricruz que casi se me suelta a llorar acordándose de nuestra Taita) pueden tomarse una foto o simplemente admirarla.
NIPPORI
Nippori fue otro de los barrios que visitamos y el primero donde nos sentamos a comer un plato de Ramen. Comer el primer plato de Ramen para nosotros fue como vivir el primer amor, no lo olvidaremos jamás pero de esto les hablaremos en otro post sobre la gastronomía japonesa.
Luego del almuerzo nos aventuramos por el barrio buscando algo fuera de lo común: El cementerio Yanaka, seguramente se preguntarán por cual motivo fuimos a visitarlo y la respuesta es que a Maricruz le gustan los cementerios, seguramente es su cultura mexicana o quizás es que estos lugares por lo general son tranquilos y apacibles, el caso es que llegamos hasta ahí y dimos un agradable paseo por el lugar. Además, apenas enfrente podemos visitar el templo Tenno-ji.
Como les decía, frente al cementerio se encuentra el templo budista Tenno-ji, este fue el primero de una serie de templos que visitamos en este viaje a Japón. El templo está dedicado al Bishamonten, una de las Siete Divinidades de la Buena Surte. Apenas entrando se encuentra una grande estatua de Buda hecha en bronce y un bonito jardín japonés que vale en si la pena de visitar. El lugar es tranquilo y hermoso, perfecto para pasar un poco de tiempo a relajarse y si se va por la tarde (como hicimos nosotros) está prácticamente desierto.
Pero nuestro plan incluía también de llegar hasta Yanaka street, una calle dedicada al shopping. Caminando hacia allá nos encontramos con otro templo, el Enmeiin , así que no perdimos la oportunidad al ver que también este estaba completamente solo y entramos a visitarlo. Nos sentamos en una banca y nos dispusimos a hablar en susurros de lo bonito y cuidados que son los jardines en esta ciudad.
Un par de pasos más e inicia Yanaka Street. Esta calle larga y llena de locales para comer, beber y comprar recuerdos cuenta además con algunos cat cafés donde los felinos pasean y se dejan acariciar por los clientes.
La visita a Yanaka no fue muy larga, comenzaba a caer el sol y estábamos ya un poco cansados, pero todo eso no impidió a Maricruz de tomar varias fotos y de enamorarse de cuanto negocio de cerámica encontró ahí, pero haciendo honor a su promesa no compró nada (dice que tiene ya bastantes…), en realidad compró algunas días más tarde, cuando la crisis de abstinencia de la compra de cerámicas empezó a ser más fuerte.
ASAKUSA
Asakusa es uno de los barrios must de Tokyo, es desde aquí donde se pueden hacer las mejores fotos a la Skytree y aquí donde podrán visitar el templo Senso-ji uno de los templos más bellos y visitados en todo Japón.
Skytree
Antes de visitar la torre del Skytree nos damos un paseo por el Sumida Park que se encuentra en los dos lados del río, desde aquí se pueden tomar fotos espectaculares a la torre más alta de Japón (más de 630mt de altura). Es espectacular y se puede incluso visitar sus plataformas panorámicas para tomar fotos desde lo alto. La torre sobresale y se distingue por todas las calles del barrio, así que no tenemos problema alguno en fotografiarla de todos los ángulos posibles; es además muy fotogénica y habiendo pasado todo el día por la zona pudimos tomarle fotos a todas las horas.
Senso-Ji
Podría darles muchos detalles históricos sobre este templo, por ejemplo que está dedicado al bodhisattva Kannon (Avalokiteśvara), pero no quiero aburrirlos mucho y mejor les dejo fotos y les cuento lo que nosotros sentimos al visitarlo.
Fuimos un sábado a media mañana y encontramos que junto con nosotros, toda la población de Tokyo tuvo la misma idea de ir ese día, así que no quedo otra que resignarse y continuar con el paseo pensando que sería como en otras partes del mundo donde se aglomera mucha gente. Pero oh sorpresa! si bien el lugar estaba a reventar la verdad es que todo fue muy agradable, la gente no empujaba ni se percibía el caos, Maricruz y yo podíamos hablar tranquilamente sin tener que alzar la voz, eso contribuyó mucho a gozarnos la visitada al templo y pasear por sus alrededores.
Mas nos acercábamos al templo central y más la atmósfera se sentía relajada y mística. Quizás eran también las pagodas o el perfume de incienso que usan para purificarse, pero todo ello me lleno de paz y tranquilidad, exactamente la misma cosa que sentí cuando visité por primera vez un templo similar en Nepal: Una especie de paz interior que difícilmente se puede ignorar.
Este templo existe desde el 645 d.C. pero como ya se imaginarán, con los bombardeos que sufrió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial el templo fue destruido completamente; una vez terminada la guerra, este templo fue una de las primeras cosas que reconstruyeron. Les cuento esto para hacerles notar la importancia de este lugar de culto.
Fue en este templo cuando me cayó el veinte que de verdad estábamos en Japón, tal vez fueron las ordenadas filas en los puestos de comida, o la educación de la gente, o la limpieza, o las mujeres vestidas con kimono o tal vez todo junto; el caso es que me di cuenta que estaba en uno de los lugares que de niño, cuando me amarraba el obi de mi judogi, imaginaba un día de visitar.
Poco antes de entrar al templo principal hay un bracero donde se quema incienso todo el día y una fuente de agua, estas dos cosas sirven para purificarse antes de entrar a los templos ya que no se podría presentar delante al Buda en un estado impuro. Desde arriba de las escaleras en las puertas del templo se tiene una visual de dicho bracero que es por demás sugestiva con toda la aglomeración de gente y el humo de incienso que cubre como una neblina el lugar.
En el templo y en sus jardines encontramos varias personas con vestidos tradicionales, como supondrán, las chicas vestidas con kimono eran las que más miradas acaparaban. Maricruz me sorprende cuando venciendo su arraigada timidez se acerca a un grupo de chicas y les pregunta si puede tomarles una fotos, ellas aceptan encantadas y mi esposa se da vuelo disparando la cámara. Yo también lo hago, pero para hacer un par de fotos del backstage que más tarde subo en mi muro de Facebook y en Instagram.
Los jardines del Senso-ji son bellísimos, con ese estilo muy cuidado japonés y con sus puentes, lagos llenos de carpas y la tranquilidad propia del lugar. El paseo por los diferentes pabellones es de no perderse porque es relajante, un verdadero antiestrés natural.
Paseando por el barrio
Pero en Asakusa no están solo el templo y la Skytree, en las calles aledañas al Senso-ji se encuentran negocios de todo tipo y restaurantes para todos los gustos con comida de todos los rincones de Asia.
Caminando por esas mismas calles en pocos minutos se llega a Kappabashi, la calle de los sueños de chefs y foodbloggers. Neogocios y más negocios donde se encuentra de todo para la cocina, desde cerámicas, accesorios hasta los archiconocidos cuchillos japoneses. Maricruz no resiste más la abstinencia y al cuarto negocio se compra un par de cerámicas para sus fotos.
El cuchillo de sus sueños
Pero yo he traído a mi mujer hasta aquí con un solo objetivo: comprarle un cuchillo en el negocio Kama Asa del cual yo había escuchado tanto hablar y que antes de venir me había informado bien donde estaba.
Antes de entrar a dicho negocio entramos a otros donde compruebo que de verdad, aquí en Japón es toda una cultura la cuestion de los cuchillos. Hay de tantos tipos y para cada cosa que es imposible no sentirse un poco abrumado. Los más bellos (y caros) eran además elegantes, algo que seguramente se puede decir raramente de un cuchillo de cocina.
Entramos a Kama Asa y nos damos cuenta del porque de su fama. Los dependientes tomaban los cuchillos y te los mostraban sobre un paño girándolo de todos los ángulos, algo así como hacen los joyeros con su preciada mercancía. Te explicaban además el material, al tipo de corte que servían y como cuidarlo para que te dure toda la vida. Ya, aquí es donde uno se da cuenta que en realidad cada cuchillo tiene un fin y no solo “sirve para cortar”.
Comienzo a presionar a Maricruz para que escoga al menos dos o tres, pero no lo logro, apenas ve los precios de los que le gustan noto como titubea, le digo que es un gusto y que no siempre compra cosas tan caras en los viajes pero no hay manera: Decide de llevarse solo uno, tal vez lo hace pensando que así tendremos un pretexto más para regresar a Japón (aunque a decir verdad, dicho negocio tiene una sucursal también en Francia).
Pagamos y el empleado nos dice que es posible grabar el nombre del dueño del cuchillo en el mango del mismo, así que no lo pensamos un segundo y aceptamos inmediatamente. Nos da un ataque de risa cuando nos imaginamos la cara del empleado si le decimos de escribir el nombre completo de Maricruz con sus dos apellidos o el mío con sus 25 letras…seguramente para vengarse escribiría “turistas tontos de remate”. Nada, que al final le preguntamos si es posible escribir Maricruz y nos dice que si por lo que ahora mi mujer es dueña de un precioso cuchillo japonés con su nombre grabado en carácteres.
Mientras nos encaminábamos de regreso a tomar el metro hacia nuestro hotel nos damos cuenta de que es la hora del atardecer y alzando la mirada vemos uno inolvidable, es como una postal, el naranja del cielo y las luces de las linternas afuera de los restaurantes, la Skytree bañada con la luz del sol que se oculta, todo ello nos hace sentir felices de estar en este lugar en esta precisa hora.
En resumen, Asakusa es seguramente uno de los barrios de Tokyo de no perderse, una zona llena de gente, de viveza, de templos. Uno de los lugares que más nos gustaron de esta ciudad.
GINZA
Ginza es la zona chic de la capital nipona, en sus espléndidas calles encuentran negocios de marcas famosas, hoteles 5 strellas, edificios elegantes de bancos y empresas japonesas e incluso la misma residencia del Emperador. Todo ello mezclado con izakayas y edificios enteros dedicados al Karaoke, para que no se nos olvide lo contrastante de esta ciudad.
Nosotros lo visitamos porque los amigos que nos hospedaron en la ciudad Tokyo nos invitaron a cenar a un restaurante de la zona y pudimos ver lo bonito que es el barrio porque llegamos un par de horas antes para aprovechar y ver algo por los alrededores.
Llegamos a Ginza por la tarde y teníamos la intención de visitar el parque del Palacio Imperial pero desafortunadamente ese día Maricruz traía una ampolla en un dedo del pie que se le había agravado con la excursión del día anterior a Kamakura, así que no estaba en condiciones de caminar mucho la pobre.
Paseamos un poco caminando muuuy lentamente y luego entramos a un bar a tomarnos un aperitivo en lo que se hacia la hora de cenar e ir al restaurante donde nos esperaban Keiko y Taka.
Hay quien dice que siendo tan moderno el barrio no es lo más tadicional que encontrarán en Tokyo pero a decir verdad, Japón es un país muy moderno y es inevitable que sus ciudades sean precisamente modernas ¿No es entonces esto también parte de su cultura y tradiciones?. Les dejo a ustedes la decisión de visitarlo, a nosotros nos gustó mucho.
KODOKAN
En Tokyo visitamos también el Kodokan, el gimnasio donde Kano Jigoro Shihan fundó y codificó el Judo. Sin duda una de las metas que tenía más ganas de visitar y de la cual les hablaré en otro post más adelante.
Los parques
Una parte de la belleza de Tokyo es que si bien es una ciudad moderna y de cemento no deja de lado los espacios verdes; sus parques son fascinantes y nosotros como siempre visitamos un par de ellos.
Shinjuku Gyoen National Garden
Este parque se encuentra cerca de la estación de Shinjuku, la entrada tiene un costo -muy económico por cierto- y todo el parque está dividido en tres zonas: La zona en estilo inglés, la de estilo francés y por supuesto, la de estilo japonés.
Las diferencias conceptuales de este parque se notan y es por esto que lo hacen particular y una de las metas -en mi opinión- imperdibles de esta ciudad. Dar un largo paseo, sentarse en la hierba a disfrutar un picnic (como hicimos nosotros) y en general relajarse viendo el resto de las personas que vienen a disfrutar de este espacio.
Si bien el momiji (foliage) estaba ya casi terminando en esta parte del país, pudimos encontrar algunos rincones en el parque donde el otoño se hacía presente en los árboles y en la alfombra de hojas secas que adornaba el suelo.
Como nota final, el Shinjuku Gyoen National Garden es seguramente el mejor lugar para apreciar el Hanami (los cerezos en flor) en primavera, algo por lo cual seguramente vale la pena visitar esta ciudad durante ese período del año.
Ueno Park
El Ueno Park fue el primer parque que visitamos en Tokyo, en las instalaciones del mismo se pueden encontrar varios museos, el zoológico, algunos templos, la Biblioteca, la Universidad de las Artes y la Escuela de Música además de salas para conciertos sinfónicos y de ballet, en pocas palabras, uno de los polos culturales más completos y frecuentados de Japón.
Caminamos toda la mañana por el lugar visitando los puntos más importantes del parque y deteniéndonos cada minuto a tomar fotos y disfrutar del espléndido día que hacía.
Al momento de encaminarnos de regreso a la metro Maricruz se dio cuenta que había perdido su tarjeta Suica recien cargada el día antes. ¿Que le vamos a hacer? Estas cosas pasan y no vamos a permitir que nos amarge el día, así que vamos y compramos otra porque la tarjeta de metro es sin duda una buena idea si se visita Tokyo.
En conclusión
¿Que nos gustó más de Tokyo y que nos gustó menos? No creo que haya una respuesta correcta o definitiva esas dos preguntas. Seguramente el primer impacto con el país ha sido de lo más positivo. Caminar por sus calles impecablemente limpias, tan limpias que las suelas de los zapatos no se ensucian, el silencio en la metro aún cuando va atestada de gente, lo bien que funcionan los horarios del transporte, la deliciosa comida que apenas hemos empezado a conocer y en general la educación de la gente seguramente nos están dejando una huella indeleble en la memoria.