Teotitlán del Valle, Oaxaca
Fuimos a Teotitlán del Valle porque los amigos oaxaqueños de Rox nos llevaron primero a hacer la ruta del mezcal y para despabilar un poco el alcohol que nos habíamos tomado nos llevaron también a este lindo pueblito. Llegamos después de la hora de la comida y el pueblito parecía estar en una duermevela de lo tranquilo y silencioso que estaba. Es increíble como ciertas cosas no cambian en mi país, este pueblito es tan típico que quisiera se quedara para siempre así, silencioso y tranquilo.
Lo primero que vemos es la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo que cada año celebra sus fiestas en Julio y las señoritas del pueblo se visten con el traje típico y van por las calles con una canasta de flores. En el atrio se pueden ver también durante las fiestas los danzantes con sus grandes y hermosos penachos, en una mezcla de costumbres prehispánicas y cristianas que es tan común en la cultura mexicana. Entramos a la iglesia y la encontramos adornada con muchas flores, causa de las fiestas del Día de Muertos.
Pasando por la iglesia se accede al interior de la sacristía y luego a una especie de zona arqueológica donde vemos como incrustados en las paredes de cal se encuentran aún vestigios de las construcciones zapotecas. En realidad no supimos porque están aún ahí y exactamente de que pueblos eran (suponemos zapoteca) porque todo el paseo estuvimos solos, no pagamos ninguna entrada ni hubo nadie que nos prohibiera el paso dentro, pienso que el municipio no cuenta con muchos recursos para poner en función esta zona, es una pena porque sería una buena entrada para el ayuntamiento visto hay mucho turismo por la zona. O tal vez es mejor así, como les decía al principio, el pueblito es de lo más tranquilo.
Tejidos de lana
Y bueno, otro de los motivos por los que nos llevaron a visitar este pueblo es porque nuestros amigos querían comprar algunos tejidos de lana y el lugar es famoso por este tipo de artesanías. Se van a dar cuenta, paseando por el pueblito de que hay varios locales donde venden los tejidos, hay de todo, alfombras, cortinas, sarapes, telas, manteles, etc. Todo ello hermosamente teñido solamente con colorantes naturales. Yo no tenía mucho espacio en la maleta y por eso decidí de comprar solamente seis servilletas en lana natural, preciosas.
Luego de haber hecho un par de compras nos dirigimos a una casa donde la familia se dedica a este negocio. Ahí pudimos no solo ver los famosos sarapes y tapetes que con sus colores vivos y sus diseños psicodélicos son unas verdaderas obras de arte. Lo primero nos explican los materiales que usan para la elaboración de los colorantes, el más famoso es el de la grana cochinilla, un parásito del nopal que tiñe de rojo carmesí, nos muestra también el color azul, que lo obtienen de la planta de índigo, el café de la cáscara de nuez y el amarillo brillante de algunas plantas de las que no recuerdo el nombre. Todo esto nos lo explica un chico mientras muele en el metate y hace mezclas aquí y allá para enseñarnos como obtienen los colores. Embobados nos quedamos porque es un proceso lo mar de bonito e interesante.
Luego nos enseña las instalaciones donde hilan con unas maquinarias que parecen sacadas de una película antigua, seguramente son maquinarias muy modernas pero a mi me parecieron instrumentos de tortura! Nos muestra además el proceso de como obtienen la lana, como la limpian y como tiñen y secan el hilo. Atrás en el patio tienen además un pequeño jardín con varias plantas y flores que usan para sacar los colorantes.
De verdad nos quedamos impresionados con todo lo que nos ha explicado y además sin tener un precio de entrada, obviamente ellos apuntan al vender los hermosos productos que hacen, por ejemplo los enormes tapetes que pesan muchísimo, en todo caso si no compran nada si recomiendo de dejarles una buena propina, creo que por el simple hecho de abrir las puertas de su casa estas personas se merecen lo mucho o poco que les podamos ayudar.
Y este fue nuestro pequeño tour en Teotitlán del Valle, no pudimos haber quedado más contentos, el lugar es hermoso y lleno de tradición y color, vale la pena ir a pasar una tarde ahí y gozar de la tranquilidad del lugar, además de comprar al menos un hermoso rebozo de colores muy mexicanos.