Symi & Monasterio de Panormitis, Grecia

Symi es una isla del archipiélago del Dodecaneso, hermosa como ninguna y a la cual les recomiendo encarecidamente que visiten si se encuentran por esas tierras. Symi tiene nombre de Ninfa (Sime, una de las esposas de Poseidón) y creo que tomó también su belleza porque no apenas la ves de lejos te das cuenta que es una isla con su propia personalidad que destaca además de las muchas que encontramos en Grecia.

Esta isla no podría dejar de ser menos en cuanto a mitología y es que además del nombre que la distingue se dice que fue aquí donde nacieron las Cárites, es decir, las diosas Aglaya (Belleza), Eufrósine (Júbilo, felicidad) y Talia (Prosperidad).

En el siglo XIX, Symi vive su esplendor gracias a las esponjas naturales que poblaban el litoral, mismas que venían vendidas por pescadores y mercaderes a las mejores casas de Occidente y hasta al mismo sultán de Estambul gracias a su proximidad con este país. Hoy en día dicho comercio no tiene el mismo auge pero aún así podemos ver como algunos negocios continúan a venderlas.

Nosotras fuimos en una excursión de un día en barco desde Rodas, como siempre, me hubiera gustado quedarme al menos dos noches ahí que el pueblo da para disfrutarlo mucho. Apenas nos bajamos del barco nos pusimos a sacar fotos y a disfrutar del paisaje del puerto, no dábamos un paso sin detenernos a admirar algo, sus casitas, los montes que rodean el lugar, las aguas turquesas del mar, la gente que pase en el malecón, sus negocios de souvenirs y sus muchos restaurantes.

Decidimos comer primero aunque era un poco temprano, pero eso nos dejaría suficiente tiempo para pasear tranquilas por el pueblo mientras los demás turistas toman sus alimentos o se reparan del sol del mediodía. Así pues, nos sentamos a comer una deliciosa ensalada greca y una vez que terminamos nos perdemos entre sus callecitas estrechas, las más cercanas al puerto llenas de negocios de souvenirs y restaurancitos al cual la mar de bonitos y tranquilos.

Nos internamos más, el calor no nos hace desistir porque hay bastantes lugares donde repararnos del sol; las calles se ven más vacías y el silencio nos acompaña en todo momento. Es tan tranquilo todo,  aquí la vida corre despacito, para disfrutarla sin carreras. Seguimos caminando hasta encontrarnos con un campanario que pudimos apreciar solo por fuera ya que estaba cerrada la entrada. Nos hacemos fotos como dos adolescentes, la soledad el lugar nos permite hacer poses absurdas y luego reírnos como tontas cuando vemos las fotos en la pantalla. Es un paseo agradable.

Lugares de interés

La parte más bonita sin duda es el puerto, con su armonía de colores y su sensación de bienestar que  es latente en este lugar. Se percibe por el lugar la huella italiana que durante décadas le dio vida al lugar. Symi cuenta varias atracciones para disfrutar, además del puerto Nimborio están sus diferentes capillas e iglesias que datan de la época bizantina y que adornan la isla como un rosario. El castillo de los Caballeros que corona el monte donde por cierto sería más conveniente subir quizás cuando el sol no sea tan fuerte.

Continuamos a pasear por el lugar haciendo tiempo hasta que sea la hora de regresar al barco para emprender el regreso a Rodas. Mi amiga no quiere dejar pasar la ocasión de echarse un clavado en esas aguas así que mientras se da un chapuzón yo aprovecho para comprar algunos recuerditos y visitar la iglesia que se encuentra en el puerto.

Monasterio de Panormitis

Sin duda el lugar más visitado en Symi es el Monasterio ortodoxo de Panormitis con su iglesia dedicada a San Miguel Arcángel. Las excursiones más comunes desde Rodas (como la que tomamos nosotras) los llevarán primero a visitar este monasterio para de ahí continuar su camino hacia Symi.

Al irse aproximando el barco al puerto nos damos cuenta, desilusionadas, que la torre está completamente rodeada de andamios. Pero no nos dejamos caer el ánimo, el día luce estupendo y estamos entusiasmadas con la prospectiva de un bonito paseo.

El interior del monasterio está muy bien cuidado aunque es pequeño y se puede visitar en máximo un par de horas. Las montañas que lo respaldan dan un efecto único al lugar que desafortunadamente, por la cantidad tan grande de turistas que lo visitan, no tiene el mismo efecto de tranquilidad que tienen otros monasterios. En todo caso es mejor ir preparados con un poco de paciencia y sobre todo de educación, recordemos que después de todo es un lugar de culto y de retiro.

El monasterio cuenta con dos museos: el Eclesiástico que alberga iconos de plata, epitafios rusos, hábitos y utensilios eclesiásticos además de modelos de barcos extranjeros ofrecidos como oferta al monasterio.  Y el museo Folclórico, que muestra objetos de la vida cotidiana en la isla, como objetos de pesca, pastoreo y agricultura. Encontraremos además una blibioteca de manuscritos antiguos bizantinos con ediciones de contenido histórico y eclesiástico, también de una galería de pinturas del paisaje del mismo monasterio y su entorno. Con andamios y todo, la visita seguramente valió mucho la pena.

Un paseo imperdible

Si bien la isla está apenas siendo explotada por el turismo de pocos años atrás, en la misma encontraremos todo lo necesario para disfrutarla un par de días, desde hoteles, restaurantes, playas y excursiones dentro y fuera de la isla. Desde Rodas las excursiones están a la orden del día, es solo cosa de escoger la que más se adapte al gusto y bolsillo.

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