Pula, Croacia

Llegamos a Pula en carro, luego de varios días pensando a donde ir, nos decidimos por Istria, la península croata; esto porque durante varias semanas habíamos estado al pendiente del clima, que como ya sabemos, estuvo como loco al final del invierno y principio de primavera. Así que a Croacia nos fuimos en un road trip de una semana junto con nuestra patatona. Pula era nuestro primer destino, aunque nosotros prácticamente estábamos de viaje desde el día anterior cuando de Roma nos fuimos a un pueblito cerca de Venecia a pasar la noche y descansar un poco, evitando así de hacer muchas horas en carretera y llegar fritos a nuestro destino.

La playa

El primer día Pula nos recibe un poco nublado, aunque el clima es delicioso. Dejamos nuestras cosas en el departamento de Airbnb que habíamos rentado y nos bastó atravesar la calle para estar en la tranquila y silenciosa playa de Banjole. Aquí Taita se dio su primer (y único) baño de la temporada, tan feliz que no le importó lo helado del agua, apenas la vio comenzó a lloriquear para que le quitáramos la correa y poder echarse un clavado. Max no quería mucho pero al final la perra se salió con la suya y nadó como un pescadito en el Adriático. La playa en sí es bonita y como se podrán imaginar por la fecha (finales de Marzo), estaba completamente desierta. El agua se veía deliciosa, transparente y azul; la playa era de piedritas así que si van en verano les recomendaría llevar zapatos de playa. En temporada alta esto es un hervidero de gente disfrutando el lugar y seguramente hay que ir preparado a las aglomeraciones, pero en baja temporada es seguramente mejor si lo que se quiere es tener el lugar para pasar unos días en tranquilidad.

Nosotros obviamente no nos metimos al mar, pero en vista que para estar ahí bastaba atravesar la calle, íbamos todos los días a pasear con la perra y a que jugara en un parque que está precisamente enfrente. El paseo por el muelle es también muy bonito, nosotros lo hicimos solo una tarde después de visitar el centro bajamos hacia la arena y de ahí atravesamos el parque de Tito donde además se puede apreciar el Monumento a los Caídos, un lugar muy atmosférico, sobre todo con el caer del sol.

El Anfiteatro romano

La Arena romana es lo que más distingue esta pequeña ciudad costera, es uno de los más grandes anfiteatros que se pueden encontrar en el mundo moderno. Perfectamente conservado este antiquísimo edificio fue construido entre el año 27 a. C. y el 81 d. C. Nosotros lo vimos apenas llegando a la ciudad cuando íbamos de camino al departamento y de ahí varias veces más pero en ninguna de ellas entramos a ver los interiores (no sabemos incluso si se pueda). Al igual que con la playa, pudimos disfrutar del lugar con calma y tranquilidad porque había muy pocos turistas. Durante la estación de verano en este anfiteatro se realizan conciertos, además del Festival de Cine de Pula.

El Arco del Triunfo de los Sergios

Construido en el año 27 a.C., este arco era antiguamente la puerta de entrada a la ciudad amurallada, lo que es hoy en día en centro histórico. Nosotros al llegar tuvimos que esperar un poco porque un grupo grande de turistas estaba tomándose sus respectivas fotos, así que aprovechamos para sentarnos un rato y ver a los locales hacer su vida diaria. Había quien solo pasaba, pero nos llamó en especial la atención un grupo de chicos locales que hacían del lugar su punto de encuentro y se divertían charlando, bromeando, jugando. Me hizo recordar cuando tenía su edad y me juntaba con mis amigos en alguna plaza simplemente a disfrutar la vida.

Templo de Augusto y Ayuntamiento

Llegamos al centro histórico donde podemos apreciar un pequeño pero hermoso templo romano erigido en el año 14 d.C. en honor al emperador Augusto del cual toma el nombre. Este templo fue muy dañado durante la Segunda Guerra Mundial por lo que tuvo que ser reconstruido, aún así conserva gran parte de su belleza antigua y hoy en día alberga un museo (gratuito) donde se pueden apreciar dentro algunas esculturas y objetos tallados en piedra de herencia romana.

El primer día que fuimos a visitar se estaba celebrando un matrimonio en el bonito Ayuntamiento que está precisamente al lado, así que de fotos pudimos sacar pocas porque había un grupo muy grande afuera de invitados. No quisimos entrometernos en tan especial día para los novios, así que optamos por curiosear un poco y regresar otro día a tomar nuestras fotos, hicimos bien porque al siguiente día no había casi gente en la plaza y además había un bonito cielo azul que enmarcó las fotos que sacamos.

La Catedral de Pula

Su nombre completo es la Catedral de la Asunción de la Santísima Virgen María, pero se le abrevia simplemente en la Catedral de Pula. No obstante sea la iglesia más importante de esta pequeña ciudad en realidad es muy poco visitada y como podrán ver en la foto, parece un tanto abandonada. Nosotros anduvimos dando vueltas por varios minutos hasta encontrarla cuando en realidad está a pocos pasos detrás del Templo de Augusto y el Ayuntamiento. Siendo Domingo de Ramos, cuando entramos estaban oficiando una misa y había mucha gente dentro, así que solo dimos una ojeada rápida desde la entrada y nos salimos lo más silenciosamente posible, ya la visitaríamos en alguna otra ocasión.

Gospa od Mora

O lo que es lo mismo: Nuestra Señora del Mar. Cada vez que pasábamos en el carro del centro hacia nuestro departamento veíamos esta iglesia sobre una colina y nos llamaba mucho la atención la torre, así que una vez decidimos parar el carro e ir a visitarla, esa vez fue precisamente el mismo día que vimos la Catedral de Pula, o sea el Domingo de Ramos y obvio, estaban dando misa, así que nuevamente salimos del lugar y decidimos dejar en paz a los creyentes, ya la visitaríamos otro día. Lo que si les puedo decir es que por fuera esta iglesia está mejor conservada, pero es normal ya que también es mucho más joven que la Catedral de Pula.

Sus calles

En toda Istria se percibe el toque italiano que nos hace sentir a Max y a mi como en casa, Pula no podría ser la excepción. Esta región perteneció a Italia hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial y mientras íbamos en el carro, Max me contó la historia de como la perdieron; dejándome en claro el dicho de “el que mucho aprieta, poco ahorca”. Caminando por las calles de Pula, con ese clima, por las tarde cuando el sol se estaba ocultando y con tan poca gente por sus calles me hace sentir un poco triste, no sé, es como si Pula estuviera apenas saliendo de la guerra, con sus paredes cayéndose a pedazos, la pintura de sus muros descascarándose y en general ese aspecto de ciudad maltratada. Aún y todo, creo que es precisamente eso lo que hace ser tan encantadora.

Caminamos por varias de sus calles perdiéndonos, admirando de vez en cuando alguna puerta, un monumento o algo que recordaba sus encantos de ciudad importante pasados. Hacía muy poco frío, lo que agradecimos mucho porque precisamente unos amigos habían estado en Croacia solo un par de semanas antes y nos habían contado del tremendo frío que pasaron (con nieve incluida). A Taita la habíamos dejado en el departamento y así hicimos casi todas las veces siguientes que salimos a disfrutar una ciudad. En Pula estuvimos exactamente tres días pero de ahí fuimos a visitar otras locaciones que nos quedaban cerca antes de movernos hacia nuestro próximo destino.

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