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Napa Valley

El condado de Napa fué uno de los primeros creados en el estado de California allá en el 1850 pero en realidad este condado no es famoso por esto sino que es conocido por sus viñedos y su producción de vino. En auto está a más o menos una hora y media de San Francisco y nosotros no podíamos perder la ocasión de ir a conocer la famosa Napa Valley.

Para esta parte de nuestro road trip en California tomamos un hotel justamente en la ciudad de Napa, por lo tanto apenas dejamos las maletas y pedimos algunos folletos e información nos dirigimos a visitar la valle del vino.

En Napa Valley la producción vinícola es diversificada gracias a los diferentes tipos de clima que se encuentran a poca distancia uno del otro, esto es lo que caracteriza a las uvas cultivadas y a los vinos de la región. El aréa de Stag’s Leap District es conocida por la producción de sus célebres Cabernet Sauvignon, como también la zona de Rutherford e Oakville. Spring Mountain, Mount Veeder e St. Helena son lugares donde se puede beber un óptimo vino blanco: El Chardonnay. En la zona meridional, más fresca, se cultiva y se aprecia mucho la uva Pinot Nero, mientras en la parte septentrional, más caliente, se cultiva el vino local: El Zinfandel.

Entre las compañías más famosas de vino se pueden contar:  Robert Mondavi, Mumm, Opus One, Antinori, Domaine Carneros, Charles Krug, V. Sattui e Sterling.

Nuestro programa era simple: Visitar lo más que pudiéramos de cavas, catar y divertirnos. No teniendo mucha experiencia con los vinos estadounidenses, pedimos consejos en la recepción del hotel; algunos resultaron buenos, otros no mucho pero en todo caso estuvimos muy agusto en Napa.

Tomamos la 29 que es una carretera sin pierde ya que es toda derecha. Luego de los primero kilómetros nos detenemos en Brix a almorzar ya que sabíamos que de ahí en adelante empezaríamos la cata de vinos y era mejor si lo hacíamos con el estómago lleno.

Terminando la comida seguimos siempre en la misma carretera y llegamos a St. Helena. Esta pequeña ciudad es el clásico pueblito estadounidense de provincia, con una calle principal y negocitos aquí y allá, algunos bares, restaurantes y las infaltables vinotecas, pero sobre todo con el vaivén de la gente que ya empezaba a comprar los regalos de navidad. St. Helena con sus casas en estilo victoriano, está circundada de viñedos (como todas las ciudades de Napa Valley), un lugar lindo y relajante sobre todo en esa época del año.

En pocos minutos y siguiendo por la 29 llegamos a la entrada de Sterling Vineyards. La cava de Sterling fué fundada de Peter Newton en 1964 y comenzó su producción en 1969,esta compañía fué la primera en plantar Merlot e Chardonnay (hoy en día muy comunes en Napa) mientras todos los demás vitivinicultores preferían el Cabernet Sauvignon. La grande extensión de viñedos y la variedad de vinos (por no hablar de la competencia), además del espléndido panorama del que se goza hacen de esta cava algo imperdible de visitar.

La cata es por demás particular, prima de todo se va a la taquilla y se escoje que tipo de tasting se quiere hacer; nosotros optamos por el silver que consiste en catar 5 tipos de vinos. Entonces, una vez pagado el boleto (30dlls/p) nos dirigimos al teleférico que nos llevará 400mt arriba a donde se encuentra la cava y el restaurante. Desde el mismo teleférico se puede gozar un paisaje muy bello, luego se llega a la estación y desde ahí se comienza con la primera cata: Una copa de buen Chardonnay, un clásico de Sterling. Este vino sirve como introducción al resto de la visita y mientras lo saboreamos lentamente nos dirigimos hacia la segunda parada pasando por un gran pasillo con algunas obras de arte de artistas locales.

El Chardonnay es muy fresco, con notas de frutas de pulpa amarilla, mineral y con un final largo. Mientras degustamos el vino seguimos las indicaciones para visitar el lugar y pasamos por diferentes secciones donde vemos en vivo la producción del vino hasta llegar a la segunda meta donde además de la degustación nos espera una hermosa terraza panorámica donde nos sentamos en una banca a gozar el paisaje y sorber lentamente un clásico Cabernet de Napa Valley.

No soy un gran amante del Cabernet, por lo tanto mi opinión quizás no es muy super partes, encuentro este vino equilibrado, con perfumes de moras y frutos de bosque y con una punta de tabaco al final, tánico al punto justo; pero no logro encontrar ese “algo” que me empuje a comprarlo. Nos limitamos a continuar relajándonos sentados al calor del sol que a esa hora y a esa altura es verdaderamente una gozada y crea una atmósfera muy particular.

Regresamos sobre nuestros pasos y llegamos a una sala de degustaciones, aquí provaremos otros tres vinos, dos tintos y un blanco. Nos reciben y nos llevan a nuestra mesa que ya está lista esperándonos y se comienza la cata: Primero un Malvasia, luego un Merlot y finalmente un Pinot Nero.

Platicamos largo y tendido con la sommelier de nuestra mesa, nos habla de la pasión de los dueños y de la pericia del enólogo. El tiempo pasa volando y placenteramente pero ya es hora de dejar Sterling y encaminarnos hacia nuestra segunda meta.

La degustación ha sido agradable, de todos los puntos de vista. Los vinos eran de buen nivel, mi preferido fué el Pinot Nero por su perfume intenso y cuerpo deciso y persistente.

Regresando a tomar el teleférico se pasa por el negocio de souvenirs lleno de productos firmados de Sterling. Tienen muchas cosas atractivas y de buen gusto, si no hubiera sido por el poco espacio con el que contamos en las maletas (ya a reventar con las compras de Maricruz) me hubiera encantado comprar la mochila de picnic.

Nuestra segunda meta es el Castello di Amorosa, uno de los lugares más conocidos y visitados de Napa Valley. Este castillo fué edificado a petición de Dario Sattui, con la intención de hacer un homenaje a la Toscana y en efecto se asemeja muchísimo a las antiguas construcciones de dicha región italiana.

El castillo fué abierto al público en el 2007 y se compone de 107 habitaciones esparcidas en ocho pisos, algunos incluso bajo tierra. La construcción se encuentra cerca de la ciudad de Calistoga, para llegar se toma un pequeño camino lateral a la 29 y se entra bajo un gran arco de piedra con el nombre del castillo. Todo alrededor está lleno de viñedos y hay un gran estacionamiento. Una particularidad: Entre los viñedos y los jardines pasean libremente pavorreales, faraonas, gallinas y otros animales de granja.

La entrada al castillo cuesta 40$ y comprende un tour y la degustación. Esta última es de 5 vinos base, tres tintos (Zinfandel, Sangiovese y Merlot) y dos blancos (Chardonnay y Pinot Grigio), en el catálogo tienen otros tipos de vinos, de reserva, dulces y vinos espumosos.

El lugar sin dudas es hermoso pero los vinos, al menos en mi opinión, no eran el máximo, me parecieron sin mucha personalidad y seguramente a Napa se pueden encontrar mejores.

Para recuperarnos de las dos degustaciones decidimos de ir a dar un paseo por  Calistoga, la pequeña ciudad que se encuentra ahí cerca. Lo hermoso del día hace aún más agradable el lugar y paseando entre enotecas y negocios en la calle principal nos damos cuenta de que cuanto es tranquilo y relajado aquí, nada que ver con el caos de las grandes ciudades.

De regreso al hotel no tomamos la 29 sino que decidimos de recorrer Silverado road, la que en tiempos pasados era el camino principal pero que ahora es la secundaria vista la freeway. Silverado road es un camino bastante panorámico y con menos tráfico, es cierto que las varias curvas le quitan a uno un poco las ganas de recorrerlo, sobre todo luego de varias copas de vino pero sin lugar a dudas lo hermoso del paisaje vale la pena. No se lo pierdan, pero recuerden de manejar con prudencia.

Como les comentaba, el camino está lleno de curvas pero si quieren visitar otras cavas van a tener que hacerla si o si. El paisaje es hermoso entre viñedos y montañas, varias cavas ofrecen las clásicas degustaciones además de la visita al lugar. Un dato curioso es que muchas de las haciendas que se encuentran ahí tienen nombres italianos (por ejemplo Paoletti) y en varias pudimos ver nuestra bandera tricolor moviéndose al compás del viento. Por cierto, la cava del ex piloto de fórmula 1 Mario Andretti se encuentra sobre esta carretera.

Llegamos a Napa cuando el sol estaba cayendo, apenas en tiempo para detenernos al Oxbow Public Market a cenar. Este mercado es famoso en toda la zona, en su interior se encuentran todo tipo de negocios alimentares y de cierto las opciones para comer son muchas; desde ostras, pizzas, hamburgesas hasta restaurantes gourmet. Si están en la onda foodie no pueden dejar de visitarlo.
Dejamos el mercado y atravesamos el puente sobre el Napa River para llegar al downtown; encontrar estacionamiento aquí es de una facilidad que da gusto. Dejamos el carro y nos vamos a dar un paseo.
Napa es la ciudad más grande de Napa Valley, tiene edificios de tres o cuatro pisos y las casas de madera típicas se ven principalmente en las afueras; la atmósfera es como en todas las otras ciudades, relajada y tranquila. Luego de nuestro paseo -con una rigurosa parada en una cafetería para un cappuccino- es hora de regresar al hotel, mañana nos esperan otras degustaciones y hay que descansar un poco.

Nos levantamos como siempre, temprano y llenos de energía. Nos damos una ducha y vamos a desayunar. Hoy es nuestro segundo día en Nappa y de nuevo vamos y tomamos la 29 pero esta vez un poco más relajados ya que más o menos conocemos el lugar.

Pasamos por Yountville y Oakville gozando el espectáculo de los viñedos, las casas principales y en una de esas: el famoso tren de época del Napa train wine tour, el día está soleado y con un clima estupendo, hay poco tráfico y podemos pararnos donde se nos antoje a tomar fotos.

A Oakville nos detenemos en Cardinale para hacer la primera cata del día con sus vinos hechos de viñedos de Mount Veeder, tienen una producción limitada de Cabernet Sauvignon que es muy considerado entre los amantes del vino, voy emocionado y contento pero pronto me doy un palmo de narices porque llegando nos damos cuenta de que las degustaciones se hacen solo bajo reservación -era de suponerse-, bueno, será para la próxima.

Continuamos hasta St. Helena para probar el Cabernet de Foley Johnson, lugar muy lindo y el personal gentil y agradable. El vino no estaba mal pero una vez más me doy cuenta que entre nosotros (yo y el C. Sauvignon) no hay mucha química que digamos.

En St. Helena está nuestra siguiente meta, una de las marcas más conocidas y apreciadas de Napa Valley: V. Sattui.

Sattui esuna hacienda vinícola fundada en 1885 de Vittorio Sattui que emigró en Estados Unidos desde Genova. Luego de algunas desaventuras el bisnieto de Vittorio, Dario, hizo resurgir la hacienda en St. Helena en 1976.

El lugar es muy bello, entre colores otoñales del parque se encuentran además mesas y bancas de madera para un picnic bajo la sombra de los árboles.

En la cava es posible hacer dos tipos de degustación, en una de las torres con salitas privadas se puede hacer la degustación de los vinos de reserva y de aquellos premiados; en otro edificio más grande se puede hacer la degustación de los vinos más jóvenes donde además se encuentra el deli con todas la comida lista para consumir acompañando con los vinos del lugar.

Optando por la degustación de vinos jóvenes (precio 15$ /p) se pueden catar 5 vinos elegidos por ti mismo del menú a disposición. El hecho de poder escogerlos libremente me ha parecido algo muy positivo, pero la nota negativa siempre está y fué que la chica que nos atendió estaba ocupada con otras tres parejas y nos dedicaba verdaderamente muy poco tiempo para explicarnos los tipos de vino. Parecía que estábamos en un bar común y corriente, afortunadamente aún un poco vacío.

Escogemos dos blancos: Chardonnay y Sauvignon Blanc. Además de tres tintos: Pinot Nero, Sirah e Zinfandel.

El Sauvignon era muy estructurado, con perfume intenso y final largo, barricado. Un buen vino, diferente del que bebo en Italia y quizás por esto me gustó mucho. El Chardonnay en cambio era de un nivel ligeramente más bajo, simple y entrañable.

Los tintos eran muy buenos, en mi opinión de un nivel superior a otros que hasta ahora habíamos probado en Napa.

El Pinot Nero fuerte, decidido, 14, 7 gradi, óptimo para acompañar cortes con grasa, sabor persistente y final largo. Olfativamente quien reinaba era la mora. El Sirah envejecido de 18 meses en barricas de roble francesas y americanas; lo encontré particular con venas minerales que se acentuaban al final. Finalmente el Zinfandel del 2013 que se llemaba Black Sears, granate oscuro, con sabor familiar de pimienta negra, moras y roble que se combinaban estupendamente, su suavidad lo hace óptimo para platillos de carnes; fué una bonita sopresa para mi.

Después de terminada la degustación se puede decidir de comprar un par de botellas y en el caso de querer abrir una y consumirla en una de las mesas al externo puedes pedir que te la abran y en ese caso te dan unos vasos de papel (horribles en mi opinión) para servirlo. Los precios son un poco altos, estamos hablando que el más económico era de unos 25$ por un vino base hasta vinos premiados (que son muchos) de 300$ en adelante en su versión reserva. Como sea, los vinos de Sattui fueron los que más me gustaron de nuestro tour en Napa Valley.

La cata en la Torre (para los vinos de reserva) cuesta solo 25$ p/p y es igualmente para degustar 5 vinos a la carta, se hace en una pequeña salita y los empleados son un poco más relajados al tener que atender a menos personas a la vez.

Una cosa de tener en cuenta es que los vinos de la hacienda V. Sattui se venden exclusivamente en local o a travéz de su sitio online, por lo tanto no se pueden encontrar en supermercados o enotecas fuera como con otras etiquetas.

No se puede ir a Sattui y no visitar (¡y comprar algo!) en el negocio de recuerdos, hay de todo tipo y para todos los bolsillos, estén seguros que algo encontrarán que les recuerde tan bonita experiencia.

El punto de fuerza y lo que lo hace tan especial en todo el valle es la presencia de un negocio delicatessen, aquí podemos encontrar quesos, salumes, condimentos y demás; casi todo de origen italiana o francesa pero la cereza en el pastel es que hay un mostrador con varias cosas ya preparadas como pasta, ensaladas y demás, todo preparado de su famoso y premiado chef.

La comida que compremos la podemos pedir para llevar o para consumir ahí mismo en el área de picnic al externo. Con la botella que hemos apenas comprado y abierto nos podemos acomodar en una de las muchas mesas de madera bajo los árboles y tener un agradable almuerzo muy relajante. Esta área es sin duda uno de los puntos fuertes de Sattui.

Mientras dejamos la Sattui Vinery me doy cuenta que apenas cruzando la carretera hay una hacienda que nos habían recomendado en el hotel. Nos “sacrificamos” y vamos a degustar también los vinos de la Sutter Home Vinary.

En una hermosa casa de madera, típica de estos lares, encontramos la sala de degustación de Sutter, la degustación aquí es diferente que en otras partes de Napa. Para comenzar, la de base es gratuita y es además a la carta (tres). Naturalmente son vinos de base pero si queremos catar la versión reserva basta pagar una pequeña suma.

Siendo una hacienda familiar, en el mostrador son bastante amables y hacen de todo para hacerte sentir bienvenido, introducen muy profesionalmente sus vinos mostrando mucha pasión y conocimiento, además los precios son bastante abordables.

Para la degustación nosotros escogimos un Pink Moscato, un Pinot Grigio y un Pinot Nero (lo admito, me gusta muchísimo este vino). El espumante rosè era bueno y fué una óptima introducción, el Pinot Grigio era óptimo y verdaderamente particular, me gustó sobre todo su final largo, al olfato con un perfume de pasto recién cortado y frutas como melón y piña. Siempre óptimo el Pinot Nero con aromas de ciruelas, violetas y cerezas, un vino sin duda para gustarlo con un buen barbecue en el jardín.

El negocio de souvenirs era lindo, se pueden encontrar por ejemplo botellitas de vino en plástico, una buena opción para llevarse en avión.

Una vez que dejamos Sutter nos quedamos en la zona de St. Helena para ir a  Del Dotto. Me hubiera gustado mucho degustar sus vinos blancos pero cuando llegamos nos dimos cuenta que ese día estaba cerrado así que tomamos un par de fotos de su espectacular entrada y continuamos nuestro camino.

Para regresar al hotel decidimos de tomar nuevamente la Silverado, sobre esta carretera en esas fechas se puede gozar de un hermoso otoño en pleno foliage, una verdadera belleza de Napa. Los colores de las hojas de los árboles y el juego de luces del atardecer hacen de este lugar algo encantador que merece la pena de visitar.
Y con esto pasamos nuestra última noche en Napa Valley, un paraíso para los apasionados de vino.

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