Madrid, España

¡Qué bella es Madrid! Viviendo en este continente desde hace una década y media y tomarme tantos años en visitar esta ciudad es algo que no tiene excusa, pero estoy tratando de perdonarme a mi misma. Hace un par de semanas Max tuvo algunos días de vacaciones y decidimos ir a Madrid, dejando a la patatona en casa con mi suegra y con la dog sitter. Mejor no les cuento lo mucho que la extrañé porque en este post les quiero solo contar lo bonito de visitar una ciudad como Madrid, con su aire cosmopolita, sus bellos edificios y su comida estupenda. Aterrizamos en Madrid un lunes por la tarde y luego de dejar nuestras maletas en el hotel (a dos pasos del metro Gran Vía), salimos a disfrutar el atardecer por sus calles atestadas.

Gran Vía

 

Plaza Mayor

Al día siguiente nos levantamos temprano y Max salió a la caza de lo que sería nuestro desayuno de casi todos los días: Churros con chocolate. A las 10 de la mañana nos esperaban ya en la Plaza Mayor para comenzar un lindo tour por la ciudad. Madrid nos regaló casi siempre cielos encapotados y grises pero ese día por la mañana fué uno de los pocos que tuvimos con un cielo azul. La Plaza Mayor es uno de los imperdibles de Madrid, con sus 129 metros de largo y 94 de ancho esta plaza tiene varios edificios y lugares destacados de ver como la Casa de la Panadería, la estatua de Felipe III y el Arco de Cuchilleros entre otros. Pero lo mejor para hacer ahí es -en mi opinión- sentarse en una mesa de alguna cervecería y entrarle con ganas a lo que los madrileños saben hacer bien: Tapear.

Nosotros íbamos casi todos los días ahí a comer, hay muchísimos restaurantes ahí y en los alrededores, para todos los precios y gustos. Ahí fué donde entramos por primera vez al Museo del Jamón y del cual ya no pudimos desligarnos.

Luego de haber paseado por la zona y de habernos deleitado con una comida contundente, decidimos regresar al hotel a descansar un poco. Esto es lo que más me gusta de escoger un hotel céntrico, que puedes regresar las veces que quieras sin tener que tomar transporte o sentir que desperdicias tiempo valioso.

Plaza de España

Por la tarde salimos de nuevo y nos fuimos caminando por la Gran Vía hasta que encontramos Plaza de España, con su fuente dedicada a Miguel de Cervantes y su escultura del Quijote de la Mancha y Sancho Panza. Admito que a mi no me gustó mucho, pero podría ser que se debió a que siendo muy pequeña estaba “llena” de indingentes y no me agradó el ambiente. No nos quedamos mucho ahí, más que el necesario para hacer un par de fotos.

Templo de Debod

Nuestra siguiente parada y fue el Templo de Debod porque Max tenía muchas ganas de visitarlo. Creo que las postales que había visto en internet con el sol escondiéndose entre el edificio lo habían “engañado” un poco. La realidad fue que el mal tiempo que empezaba justo esa tarde y que no nos dejaría por casi toda la semana no ayudó mucho a la visita, pero al contrario de sentirnos decepcionados, disfrutamos muchísimo el paseo, nos pasa seguido que nos gustan cosas tan simples como un tranquilo paseo por un parque. Esa tarde había pocos turistas y el ambiente era muy relajado, el cielo encapotado daba un aspecto un poco triste a todo pero al mismo tiempo tranquilizador. El sol estaba ya cayendo pero su luz era débil y apenas se perfilaban unos rayos tristes en la distancia.

Este antiguo templo egipcio en esta muy europea ciudad tiene más de 2.200 años de antigüedad y fue un regalo de Egipto a España por la ayuda que prestó en su momento para salvar Abu Simbel de las aguas de la Gran Presa de Asuán. Se puede entrar si se desea pero durante nuestra visita estaba cerrado por problemas técnicos.

El parque es tranquilo y desde ahí se tienen unas lindas vistas de la ciudad, por ejemplo como la de la foto de abajo. El paseo no les tomará más de una hora y se me antoja que se puede hacer también por la mañana muy temprano que todo ello con la luz del amanecer debe ser espectacular.

Puerta del Sol

Regresando al hotel y buscando donde cenar pasamos por Puerta del Sol de nuevo. La luz del atardecer con la noche que se nos venía encima nos regaló esta postal que es una de las que más me gustaron de todo el viaje y que tomamos nada más y nada menos que con el celular. Vistamos Puerta del Sol muchas veces durante nuestra estadía en Madrid pero esta noche en especial nos regaló un recuerdo muy bonito: En el centro de la plaza un mariachi mexicano entonaba canciones de mi tierra, la nostalgia pudo más y nos acercamos a escucharlos un poco (Max subió un video en Facebook), estuvimos varios minutos hasta que las lágrimas empezaron a salir y me llevé a Max de ahí antes de echarme a llorar inconsolablemente. Un mariachi mexicano en Madrid me ha hecho recordar cuanto extraño mi tierra, aunque a veces diga que no y me convenza a mi misma que México es parte de mi pasado.

La Puerta del Sol es una de las plazas más conocidas y populares de España, algunas de las calles principales pasan o terminan en este lugar por ello la visitamos a todas las horas. La Estatua del Oso y el Madroño junto con el Reloj de la Casa de Correos son los dos monumentos más emblemáticos de esa plaza, además del Kilómetro 0, que ha sido fotografiado millones de veces.

Teatro Real

Nuestro tercer día en Madrid y nada más y nada menos que el día del Amor y la Amistad. Empezamos el día visitando la Plaza Isabel II también conocida como Plaza de la Ópera donde se encuentra justamente el Teatro Real, el cual nos regaló un par de fotos lindas con el sol que hacía un gran esfuerzo por dejar salir un par de tímidos rayos. Paseamos y tomamos un par de fotos. Siendo temprano por la mañana había muy pocos turistas por el lugar, apenas un par que en realidad se dirigían al Castillo Real que se encuentra muy cerca.

Plaza de Oriente

La habíamos visto “de lejecitos” el día que hicimos el tour y nos prometimos visitarla apenas tuviéramos tiempo. Esta hermosa plaza cuenta con jardines y varias esculturas de reyes españoles, fue diseñada por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer allá por el año 1844. Desde aquí se aprecia mejor el teatro de la Ópera y un costado del Palacio Real. Es bastante concurrida y a pesar de ser temprano por la mañana tuvimos que esperar un poco para poder hacer una foto decente pero eso nos permitió de relajarnos y quedarnos sentados un rato en una banca a disfrutar de ese muy nublado día.

Palacio Real

Continuamos nuestro paseo y llegamos hasta el Palacio Real que está ahí pegadito. Dejenme les digo que no entramos porque teníamos ganas de ver otras cosas y pensamos que quizás en los siguientes días habríamos podido hacerlo, cosa que no fue así por lo que no nos quedó otra que dejar su visita para en otra ocasión. También, dejenme les cuento que el Palacio Real se puede visitar gratis 4 días a la semana (de lunes a jueves), esta entrada gratuita se ofrece a los ciudadanos y/o residentes de la UE así también como ciudadanos de países latinoámericanos. Las visitas gratis son por la tarde dos horas solamente y es normal encontrar una larga fila, pero me imagino que vale la pena.

Hoy en día el Palacio Real se usa solo para actos oficiales, ceremonias y recepciones especiales porque en realidad los reyes de España viven en el Palacio de la Zarzuela. También si andan por ahí algún miércoles de octubre a julio, no dejen de presenciar el cambio de guardia que se hace a las 11 de la mañana.

Catedral de Almudena

Ahí en la misma zona se encuentra la Catedral de Almudena, misma que genera mucha polémica entre los madrileños porque a muchos no les gusta. ¿Qué les puedo decir? A mi se me hizo preciosa, pero yo soy de comparar poco y si bien estoy de acuerdo que hay catedrales más bonitas en Madrid, vaya que esta tampoco es fea. Entramos a visitar solo la catedral y dejamos el museo para otra ocasión.

Cripta de la Almudena

Visitamos esta cripta a petición de Max que había leído en alguna parte que era un rincón desconocido. A decir verdad no vimos dentro un solo turista, al contrario de la Catedral, en la cripta había pocas personas y fué todo un acierto el haber dado con ella. El silencio y la tenue iluminación inundan de misterio y tranquilidad este lugar. Las grandes columnas con sus detalles decorativos son imponentes y el eco de los pasos recorriendo la cripta hace de todo una experiencia única. A los lados encontrarán las diferentes capillas con obras de arte así como varios sepulcro. Si no hubiera sido por Max nos hubiéramos perdido esta joya, por eso siempre digo que es mi persona favorita para viajar.

Luego de nuestra visita a esta parte de la ciudad encaminamos nuestros pasos al Mercado de San Miguel para comer, pero de eso les hablaré en otro post, así también como lo que visitamos después de llenarnos la panza: Catedral de San Miguel y Barrio La Latina. Regresamos al hotel para descansar un poco nuestros pies porque por la tarde nos esperaba otro paseo y además un encuentro con unas amigas para ir a cenar a una muy típica cervecería.

Paseo del Prado y alrededores

Comenzamos con el Paseo del Prado donde además de la bellísima avenida con árboles altísimos se concentran los museos más visitados y emblemáticos de Madrid: El Museo del Prado, el Museo Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza creando lo que llaman el triángulo del arte. Nos maravillamos paseando y conociendo la Fuente de Neptuno y los diferentes estatuas y monumentos alrededor del Museo del Prado como la estatua de Goya y el monumento a Velázquez, llegamos hasta el Jardín Botánico donde solo damos una ojeada a su entrada que está justamente en la Plaza de Murillo, ahí nos quedamos un rato sacando fotos a la estatua del pintor y a apreciar la fachada sur del Museo del Prado. Rodeamos el museo para también admirar de cerca la fachada de la iglesia de San Jerónimo el Real, con tan mala suerte que la encontramos cerrada y nos quedamos con ganas de entrar.

Museo Reina Sofía

Continuamos nuestro paseo pasando por Atocha y llegamos hasta el Museo Reina Sofía. No teníamos contemplado el entrar porque a mi me gusta ir a los museos con calma y gustarlos con una buena guía, pero eran casi las 7pm y teníamos que hacer tiempo hasta las 9 que era la hora en que nos habíamos dado cita con nuestras amigas madrileñas, así que nos formamos en la fila y entramos sin pagar un centavo porque de 7 a 9 se puede visitar el museo gratuitamente todos los días. Vimos obviamente las obras más importantes (algunas de Picasso, Dalí, Miró, etc.) porque en dos horas eso es lo único que alcanzas a ver, pero nos dejó con un buen sabor de boca.

Terminamos el día del Amor y la Amistad con una cena ríquisima junto con Luz y Almu su hermana en una cervecería a la que generosamente nos invitaron y puedo solo decir: ¡Que rico se come en Madrid! Fué un día perfecto, no el clima claro, si no el ambiente, los lugares, la compañía y para cerrar con broche de oro: haber conocido a dos personas estupendas nada más y nada menos que en el día de la amistad.

Día 4 de nuestra visita a Madrid

El día empieza con nosotros que nos damos cuenta que luego de las tremendas caminadas que nos damos todos los días, estas ya nos están comenzando a pasar factura y la idea de pasar el día en Toledo se queda solo en eso, en una idea. Así que arriba el ánimo, aún hay muchas cosas para visitar aquí y seguramente no nos vamos a aburrir, además, queremos llevarnos con calma hoy las cosas, quizás visitar algún parque o simplemente sentarnos en alguna terracita a tomarnos un par de cañas…no sería una mala idea.

De Barrios y mercados

Tengo pensado hacer un post solo de estos dos temas porque les juro que da para mucho. Por la mañana visitamos el barrio de Malasaña y el de Chueca, además de irnos de tapeo por dos de los mercados más emblemáticos de Madrid: Mercado San Ildefonso y Mercado Antón donde comimos y bebimos como si no hubiera un mañana. Por la tarde en cambio nos fuimos a dar una vuelta por el Barrio de las Letras y de ahí a…

Parque el Retiro

Un cielo gris, como queriendo llorar y un ambiente lúgubre y triste fue con los que nos recibió este famoso parque madrileño. Saben que a mi me encanta visitar los parques a las ciudades a las que voy y en esta ocasión -pese al clima- me encantó pasear rodeada de esta atmósfera. Caminando despacito y sin meta alguna, llegamos de casualidad al Bosque del Recuerdo, un pequeño bosque de olivos y cipreses dedicado a las víctimas del acto terrorista del 11-M. Es un lugar muy especial y con mucha tristeza, como suelen serlo esos monumentos, pero en mi opinión no deberían de dejar de visitarlo si van al parque.

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Había dos cosas en las que yo estaba empecinada en visitar en Madrid, una era Lavapies (ya les contaré porque) y la otra era la Puerta de Alcalá. Verán, crecí en los años ochentas escuchando esta famosa canción en México y ni siquiera sabía como lucía la dichosa puerta, nunca había visto una foto o una película, nada, era solo mi imaginación de niña la que me hizo obsesionarme de algo que ni siquiera sabía si algún día visitaría.

Y ahí estaba yo, más de treinta años después parada bajo un cielo gris viendo por fin la Puerta de Alcalá. ¿Saben esas veces que idealizan algo solo para darse cuenta después que era solo eso, una idealización. Bueno, algo parecido me pasó pero no totalmente. Todos los días (y de verdad, todos) arrastraba yo a mi marido por la Gran Vía, pasábamos la Plaza Decibeles y llegábamos hasta la Puerta de Alcalá solo para bufar como un toro porque ¡ASÍ NO PUEDO SACAR UNA FOTO DECENTE CHINTOLAS! ¡VÁMONOS DE AQUÍ!.

Todos los días, además de sorbirse todas mis quejas por un clima que bueno, era invernal, mi pobre cónyuge se sorbía además la vergüenza de todas las miradas burlonas que los transeúntes me dirigían mientras yo cantaba a todo pulmón Mírala, mírala, mírala, míralaaaaa, la Puerta de Alcalá, mírala, mírala, mírala, míralaaaaaa…

Y así, la famosa puerta me regalaba solo postales grises y tristes, hasta que el último día (se los juro, fue el día que regresábamos a casa) se apiadó de mi y me dejó retratarla como la ven en la primera foto y entonces entendí, que mi obsesión no estaba tan mal, que de verdad la puerta era linda, linda, tan linda que había valido la pena todos esos días de decepciones porque justo el último, la convencí para me diera su mejor cara y pusiera una linda sonrisa.

Plaza de Cibeles

Visitamos esta plaza casi todos los días en nuestro camino hacia la Puerta de Alcalá y al igual que esta, sacarle una buena foto fué practicamente imposible porque no solo el mal tiempo no nos lo permitía si no que además la fachada del Palacio de Cibeles estaba en reparaciones y los andamios no son muy fotogénicos como ya sabemos. En todo caso yo casi me enfermaba de la cantidad de tráfico en esa zona y no la disfruté mucho que digamos, pero de que es linda, es linda.

Terminamos nuestro cuarto día en Madrid bastante cansados a pesar de nuestros planes de pasarlo más relajados (¡que le vamos a hacer!). Al día siguiente nos esperaba Toledo si o sí y queríamos aprovechar todo el tiempo posible en esa ciudad, pero de eso les hablaré luego.

Despidiéndonos de Madrid – día 6

Nuestro avión partía a las 9:30 de la noche, lo que nos dejaba casi todo el día libre para disfrutar Madrid y decirle adiós como se debe. Nuestro plan inicial (y de verdad inicial porque lo planifiqué desde Roma) era dejar ese día para el Museo del Prado, tenía yo muchas ganas de ir y a pesar de que muchos me aconsejaron ir en las dos horas libres (como al Reina Sofía) yo definitivamente quería estar dentro más de dos horas y hacerme de una buena guía para disfrutar como se debe el museo. Planes cancelados…¿Saben de esas veces que simplemente no te dan ganas de hacer algo porque…no? Bueno, creo que pasó eso.

Dejando las maletas en los lockers de Atocha nos damos cuenta que el cielo está mas o menos despejado y que el sol brilla, ¡Brilla!. Era un evento raro en toda esa semana de cielos grises y lluvias tenues, así que decidimos que aún nos faltaba por ver un par de barrios céntricos más y de pasear por el Parque el Retiro como dios manda. No se habló más, de Atocha nos encaminamos al Retiro que está muy cerca.

Parque el Retiro – El retorno

Entramos por la puerta del Ángel Caído y lo que tenemos ante nosotros es algo completamente distinto a lo que vimos y experimentamos un par de días atrás. Había mucha gente, el día se perfilaba espléndido y los madrileños habían aprovechado para salir de casa después de la semana tan gris que habían tenido. Gente haciendo ejercicio, mamás con sus carritos de bebé, niños jugando, personas paseando a sus perros, ancianos caminando y disfrutando el lugar.

Comenzamos nuestro paseo por el parque maravillándonos de lo vivo que luce hoy, tan diferente del de hace unos días. Pasamos por la fuente del Ángel Caído y luego de unos cuantos minutos estamos en el Palacio de Cristal: Construido en 1887 junto a su lago artificial, el Palacio de Cristal inicialmente se usaba como invernadero (y como ven en las fotos, parece uno en verdad), hoy en día es la sede de exposiciones temporales. No entramos porque no se me antojaba nada hacer fila y decidimos solo pasear alrededor del lago pero ¿Qué creen? Que estaba rodeado de una malla por reparaciones. Aún así se podía tomar fotos desde algunas aperturas de la malla (unas las habían dejado libremente, otras las habían hecho los turistas para tomar fotos…sin comentarios.) y eso fue lo que hicimos.

Seguimos paseando con tranquilidad, gozando cada minuto en el parque porque sabemos que quien sabe cuando volveremos a visitarlo. Llegamos hasta el Palacio de Velázquez el cual tiene un techo de cristal abovedado, lo que permite de iluminar sus salas de manera natural, mismas salas que se usan para exposiciones y eventos especiales.

Terminamos la visita al parque llegando hasta el Estanque Grande y ahí si que era un hervidero de gente, daba gusto ver tanta actividad porque el parque es tan grande que no te molesta en absoluto la aglomeración. Ahí pudimos ver como la cuestión del comercio ilegal ha llegado para quedarse también en España (algo que personalmente detesto en Roma). Además de los vendedores ambulantes de bolsas, lentes y demás chucherías, había estatuas vivientes, espectáculos con marionetas (que los niños adoran), puestos de adivinos y videntes, vendedores de dulces y golosinas entre otras cosas. Nos despedimos del parque diciendo adiós a las barquitas con gente en el estanque y al monumento a Alfonso XII. Era hora de la comida.

No podíamos dejar Madrid sin una última comida en el Museo del Jamón y para ello nos dirigimos hacia Plaza Mayor donde pedimos callos, paella, cocido madrileño y otras delicias que al final no pudimos con todo y con mucho dolor dejamos un plato de costillas y uno de gallo casi enteros. Después de tan opípara comida la cosa mejor por hacer era pasear por los barrios que tanto nos habían gustado y eso hicimos hasta que el reloj nos recordó que era tiempo de ir al aeropuerto. El check-in lo habíamos hecho online, aún y todo yo ya no me sentía tan bien (me traje un resfríado marca diablo que me ha durado por dos semanas y media) y preferimos llegar con casi tres horas de anticipo al aeropuerto.

Conclusiones

  • Regresaría a Madrid sin lugar a dudas, aunque sería solo a visitarla brevemente porque luego de dos o tres días me empieza a fastidiar como todas las ciudades grandes.
  • Creo que 5 días son más que suficientes para ver lo más emblemático de la ciudad, a nosotros nos faltaron muchos pero más que nada porque nos la pasamos vageando sin meta alguna.
  • Me harté de la Gran Vía. Hay ciertas horas en las que no se puede ni caminar de tanta gente que hay y eso que la ampliaron hace no muchos años.
  • Me gustó mucho la zona donde nos quedamos porque practicamente hicimos todo a pie, pero si no les es posible alojarse en el centro el metro es eficiente y llega practicamente a todas las zonas.
  • Se come divinamente y no es para nada caro (bocata de calamares, anyone?). Ya les hablaremos de ello en otro post.
  • Madrid es incansable. Una amiga me comentaba que lo que más extrañaba de esa ciudad (vivió muchos años ahí, ahora vive en Roma) era la vida nocturna y tenía razón ¡esa ciudad no duerme!.
  • Hay varios pueblos y ciudades para visitar fuera de Madrid, Toledo es uno de los más recomendados. Es muy fácil llegar, se los explicaremos en otro post.

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