Liubliana, Eslovenia
Liubliana es una ciudad muy antigua, en épocas romanas se llamaba Aemona y era muy importante ya que era la puerta para llegar a Italia. Durante las invasiones bárbaras fué destruída por los hunos de Atila y enseguida usada como base de los Goti y los Longobardi para entrar en Italia.
Nosotros visitamos la ciudad partiendo desde Visoko, que son aproximadamente 30 minutos de autopista. No nos quedamos a dormir ahí porque Maricruz quiso evitar a toda costa la ciudad y pienso que fué un acierto porque por muy pequeña que sea, es siempre una ciudad y es ruidosa y llena de vida.
Liubliana es la capital de Eslovenia desde 1991, año de la independencia eslovena. No es muy grande (no alcanza siquiera los 300,000 habitantes) pero es muy joven y culturalmente viva. El centro histórico tiene una arquitectura que recuerda a la de la cercana Austria, se pueden encontrar muchos edificios con los techos a punta y también barrocos y art nouveau.
Nos dirigimos a Liubliana porque los dueños del apartamente donde nos hospedábamos nos recomendaron un evento gastronómico que tiene lugar los viernes en el centro, dicho evento alberga algo así como 30 stands de comida preparada por chefs famosos del país. Como podrán imaginar hay muchísima gente y el espacio es reducido, así que me tuve que quedar con Taita en un rincón mientras Maricruz se dió una vuelta por el lugar e hizo un par de fotos.
Exactamente ahí al lado se encuentra la catedral de San Nicolás, diseñada entre 1701 y 1706 del arquitecto Andrea Pozzo, es una bellísima inglesia barroca con dos capillas a los lados que forman una cruz latina, la cúpula fué construída en 1841. Al interno de la iglesia hay unos frescos de Giulio Quaglio realizados entre 1703 y 1723.
Visitar Liubliana para nosotros significó caminar en el centro, sentarnos en un café cerca del río Ljubljanica y mirar las barcas navegando, pasar por el célebre puente de los dragones y por el puente triple. Hablando de dragones, en Libliana se ven por doquier, en los puentes, en los edificios, en las banderas.
Hay una leyenda que sale al tiempo de los argonautas: Jasón y sus compañeros llegaron hasta aquí siguiendo el río luego de haber encontrado el vellocino de oro, en esa época el lugar era un terreno pantanoso con un lago al centro. Jasón entonces combatió y derrotó al dragon que vivía ahí (o era un lindworm, criatura mitad serpiente, mitad dragón…algo así) y ahora por este motivo el dragón es símbolo de toda la ciudad.
Todo el tiempo que estuvimos visitando la ciudad percebimos un aire sereno y ganas de diversión por parte de los jóvenes que paseaban por el centro, aún y todo y con pocas ganas, dejamos la ciudad para regresar a Visoko, nuestro viaje estaba casi llegando a su fin y aún no decidíamos a donde ir después de ahí visto que aún nos quedaban algunos días extras. Tomamos la autopista de regreso mientras Taita se acomodaba en el asiento de atrás y disponía a roncar, cansada y feliz luego de un día por la ciudad.