Bled, Eslovenia
Luego de ocho horas de viaje en auto finalmente llegamos a Bled, esta hermosa ciudad será nuestro punto de partida para visitar los Alpes Julianos en la parte eslovena. Bled ofrece mucho al turista, un panorama de cortar el aliento gracias al parque nacional del Triglav, un romántico lago con una encantadora isla, un castillo posado sobre un promontorio rocoso que domina el lago y de las callecitas graciosas y estrechas, tan estrechas que dos carritos para niños no podrían pasar juntos.
Puede llegar a pasar que en estas graciosas calles estrechas (que además son en doble sentido), se encuentren cara a cara dos o más autobuses turísticos y es entonces que inicia la danza entre mastodontes: adelante, atrás, adelante despacio (des-pa-cito..), un poco a la izquierda, cuidado jefe, dale, dale…y así hasta el infinito mientras la fila de pacientes conductores se hace cada vez más grande.
Alojamiento
Para alojarnos en Bled escogimos un departamento que se encontraba en las afueras de la ciudad, muy cerca del pueblito Zasip, fué sin duda una excelente decisión. Desde Bled pudimos hacer dos buenas excursiones: a la Garganta de Vintgar y a la del lago Bohinj. También se puede llegar en poco tiempo al valle de Isonzo y otras localidades turísticas como Kranjska Gora. El departamento tenía un pequeño pero hermoso jardín donde pudo jugar nuestra perrita, por las tardes y luego de una buena siesta nos íbamos a dar un paseo por los alrededores y nos gozábamos el paisaje de las montañas con sus inmensas praderas verdes a los piés. Por la noche este barrio era muy tranquilo, muy adapto para dormir sin interrupciones y recargar energías.
Obviamente la joya y la principal atracción de la ciudad es el lago que es por demás espectacular, se puede hacer el recorrido alrededor (son 6km) gracias los senderos y a las pasarelas, la isla con su escénica iglesia que se refleja sobre las calmas aguas del lago, el silencio (en esa época del año) que te permite de relajarte y gozar cada minuto. De amenizar nuestro paseo (como siempre) se encargó Taita (nuestra labrador) que hubiera querido echarse un clavado para atrapar los peces del lago, según ella los habría pescado sin duda si no hubiera sido porque le impedimos que saltara dentro el agua.
El castillo es muy antiguo, si bien ha sido restaurado varias veces. Fué edificado en 1011 cuando el Emperador Enrique II donó Bled al arzobispo de Bressanone; el aspecto que tiene hoy en día lo adquiere entorno a 1511 cuando fué restaurado después de un terremoto.
Bled para nosotros es la puerta para entrar en Eslovenia, sabemos que veremos muchas montañas y caminaremos mucho, pero valdrá seguramente la pena. Eslovenia es un país hermoso que te entra en el corazón, no solo por sus paisajes sino por la amabilidad de las personas. Bled es un espléndido inicio para un viaje que esperamos nos deje muy buenos recuerdos.