Atenas, Grecia

Apenas el avión tocó tierra Maricruz y yo nos dimos cuenta que habíamos llegado a una de las ciudades más antiguas de Europa, Atenas.

Atenas nos acogió con un brillante y caliente sol, desde el aeropuerto al centro hay una metropolitana muy cómoda que te deja a unos cuantos pasos de la Acropolis (parada Monastiraki). Ya en el departamento que rentamos con Airbnb (centralísimo en la calle peatonale Ermou), apenas el tiempo de una ducha rápida y a salir a conocer la ciudad.

Comenzamos con un paseo por la calle Ermou que nos lleva directamente y en poco tiempo a la iglesia Panaghia Kapnikarea, la iluminación de la noche que cae la hace fascinante, además que en ese momento estaban publicitando una escuela de tango y había una exibición de personas bailando (imagino los mismos estudiantes y maestros). Ya, el primer impacto con la patria de la democracia fué con música de Gardel; nos alejamos de ahí pensando de regresar la mañana siguiente y doblamos la esquina para caminar por una de las calles laterales desde donde se veía la Acropolis iluminada. Siendo ya la hora de cena nos dirigimos a la taberna que nos había recomendado el chico que nos rentó el departamento.

Panaghia Kapnikarea

A la mañana siguiente nos levantamos temprano y con muchas ganas de conocer la historia milenaria de la ciudad, para comenzar nos dirigimos hacia la Cattedrale Metropolitana (muy sugestiva y ricamente decorada al interno) y luego nuevamente hacia Panaghia Kapnikarea para verla de día, de ahí nos fuimos hacia el característico barrio de Plaka.

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Aquí en Plaka entre negocios y tabernas, tuvimos por primera vez una probada de las bellezas históricas que veríamos durante el día, así al improviso nos encontramos en una área muy grande en donde sobresale la Torre de los Vientos y es entonces que nos damos cuenta de estar enfrente de la Ágora romana.

Continuamos a pasear por Plaka y a disfrutar de sus tienditas, luego un pequeño tentempié (que de pequeño no tenía nada) que consistía de un plato para dos de entradas y botanitas grecas…todo frito. Una rica cervecita fría que nos devolvió a la vida y de ahí decidimos de ir al puerto (Pireo) a recoger los boletos del ferry que nos llevaría a Milos y que habíamos comprado ya online antes de partir de Roma.

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De regreso del puerto salimos hacia la Acropolis, nuestro plan era de hacerlo con calma y disfrutar de la vista y la atmósfera de esta excursión, luego de una subida por demás ligera siguendo las calles Panatenaica Peripatos llegamos a la entrada de este espectacular sitio arqueológico.

La fila no era muy larga y entre una caricia a cuanto gato había por ahí (Maricruz acarició a todos los gatos no solo de Atenas sino de la región y de Milos incluídos) y una amena charla compramos las entradas no sin antes hacernos de una granita (especie de raspado) en el barcito de enfrente y que nos quitó la sed de ese día soleado – por cierto, las mentadas bebidas son de lo más caras (4,50€ c/u)-.

El interno de la Acropolis es una maravilla, la mirada vaga entre las ruinas históricas para luego posarse sobre la Atenas moderna, no sin antes pasar por el mar a lo lejos…un espectáculo que pone la piel chinita.

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No los voy a aburrir describiendo todos los monumentos dentro la Acropolis, para ello ya hay bastante guías en internet, pero si les quiero dejar un par de impresiones:

  • Me ha gustado ver lo mucho que cuidan el lugar los guardias. Un turista se estaba tomando una foto subiéndose a una parte donde se supone no podía entrar (vaya, que había una cadena precisamente para evitar esto), en eso llega el guardia y le da tremenda regañada no sin antes pedirle y asegurarse de cancelar la susodicha foto de la cámara.
  • Estar sentados a mirar y disfrutar el Partenón y el Erecteón (en este caso preguntándote porque una de las cariátides se encuentra en el museo de Londres), te hace pensar y reflexionar de cuantas bellezas históricas y artísticas hay en el mundo.Vale la pena de ir a Atenas solo para ver esta maravilla.
  • Luego de haber visitado la Acropolis te sientes más “filósofo” y en paz con el mundo.
  • La Acropolis es el sitio arqueológico más hermoso que he visto…naturalmente después de Roma.

De regreso al departamente no podíamos dejar de acomodarnos en uno de los muchos Roof Garden de Plaka. Una Alfa servida en un vaso congelado (naturalmente hablo de la cerveza, no del carro) es definitivamente lo ideal antes de la cena.

Apenas el tiempo justo de una ducha regenerativa y partimos a nuestra taberna favorita para cenar. Al día siguiente se partía per Milos, la famosa isla donde fué descubierta Venus (o como prefieren llamarla los grecos: Afrodita).

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